Enseñanzas de la vida

En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La camarera puso un vaso de agua en él. "¿Cuánto cuesta un helado solo de chocolate con almendras?" Preguntó el niño. "Cincuenta céntimos", respondió la camarera. El niño sacó la mano de su bolsillo y contó unas momendas. "¿Cuánto cuesta un helado solo?", Volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente. "treinta y cinco céntimos", dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. "Quiero el helado solo", dijo el niño. La camarera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. cuando la camarera volvió para limpiar la mesa, le costó tragar saliva con lo que vió. Allí puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco cénimos... su propina.

"Jamás juzgues a alguién antes de tiempo"

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No importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles.

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El tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.

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Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Acto seguido sacó de abajo del escritorio un frasco, éste era grande y de boca ancha, lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja repleta con piedras del tamaño de un puño y preguntó:
-¿Cuántas piedras piensan Uds. caben en este frasco?-
Después que los asistentes hicieran sus conjeturas, comenzó a meter piedras hasta que el frasco quedó lleno y preguntó, nuevamente:
-¿Está lleno?-
Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces, sacó nuevamente de abajo de la mesa un cubo lleno de gravilla y procedió a meter parte de la misma en el frasco, y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras y el asesor con ironía y repitió:
-¿Está lleno?-
Esta vez los asistentes dudaron, se miraban unos a otros y dijeron:
- Tal vez no-
-¡Bien!-
Expreso el asesor y colocó en la mesa un cubo lleno de arena, el cual comenzó a volcar sobre el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. Acto seguido, preguntó:
-¿Está lleno?-
-¡No!
Exclamaron los asistentes, esta vez más convencidos, pero con incertidumbre
-Bien-
Dijo el asesor y cogió una jarra llena con 1 litro de agua, acto seguido comenzó a vaciarla sobre el frasco, el cual aún no rebosaba y preguntó:
-¿Qué hemos demostrado?
Un alumno respondió:
_Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puede hacer que quepan más cosas-
-¡NO!- concluyó el asesor y seguidamente expresó:
-Lo que esta lección nos enseña, es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después-
Entonces, pregúntante a ti mismo:
¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida?
¿Tus hijos, tu familia, tus amigos, tus sueños, tu trabajo, tu salud, tu pareja...? Recuerda, ponlas primero, que el resto encontrará su lugar.

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